Presentación


El título "tolteca" resultó dañado en un congreso antropológico en 1942, cuando ciertos estudiosos, encandilados por los recientes hallazgos en Tula, Hidalgo, lo restringieron a los moradores de esa ciudad. Tal interpretación obedece a un prejuicio: que los anahuacas, a diferencia de las demás civilizaciones de la Tierra, no fueron capaces de conceptuar su cosmovisión en una palabra.

Las fuentes llaman Tollan, capital, a varias capitales mesoamericanas, como Cholula, Tenochtitlan, Teotihuacan, Tollantsinko, Tlapallan, Chichén Itzá, Chalco y, por supuesto, también a Tula, cuyo nombre propio es Shikokotitla, avispero. Veamos un ejemplo:

“Hasta el día de hoy, llaman a la ciudad de Cholullan ‘Tollan Cholullan’, y los choluItecas se llaman por excelencia ‘grandes tultecas’, porque son artífices.” (Torquemada, Monarquía Indiana)

Del topónimo Tollan deriva el gentilicio Toltekatl, que, en primera acepción, significa capitalino, y, por extensión, persona culta:

“Tolteca quiere decir artista y sabio, pues los moradores de esta nación fueron grandes artistas, como hoy día se ve en las ruinas de Teotihuacan, Tula y Cholula.” (Ixtlilxochitl, Primera Relación)

“Los toltecas, en romance, se pueden llamar ‘oficiales primos’ (‘maestros’). Fueron los primeros pobladores de esta tierra.” (Sahagún, Historia General)

“Tolteca” fue un título otorgado a todos los mesoamericanos cultos. Aunque de origen protonahuatl, se difundió por todo el Anáhuac, como muestra su aparición en el Popol Vuh, aplicado a Kuk’umats, la serpiente emplumada:

“¡Da a conocer tu naturaleza, tú, dos veces madre, dos veces madre! Tú serás llamado Maestro Tolteca por tus criaturas!”

Del gentilicio Toltekatl deriva el sustantivo abstracto Toltekayotl, relativo a los toltecas, es decir, la cultura, en un sentido integral e iniciático. Tal definición aparece en el primer diccionario de la lengua nahuatl:

“Toltekayotl (es) el arte para vivir” (Alonso de Molina, Vocabulario en lengua castellana y mexicana, 1571).

Según las fuentes, la Toltequidad era la herencia de la Serpiente Emplumada al ser humano, transmitida a través de sus profetas:

“En verdad, en Quetzalcoatl se origina, de él proviene el saber de la Toltequidad.” (Códice Matritense)

“Se ha completado el libro, mi corazón ha llegado a ser perfecto. ¡En la Toltequidad viviré para siempre!”(Himnos Sacros)

“Escrita dejaré la Toltequidad,  yo, el cantor. Mi canto vivirá sobre la tierra, con cantos seré recordado aun por los extraños.” (Cantos de los Señores)

En resumen: el título de “tolteca” no es étnico, sino ideológico. Tenía, para los antiguos mexicanos, la misma función que títulos como “cristiano”, “taoísta” o “musulmán”: describía una cosmovisión y unos sentidos de pertenencia, militancia e identidad.

Tomado de "El Evangelio de la Serpiente Emplumada", por Frank Díaz.